Tras muchos años dando clase, cada día tengo más claro que uno de los motivos del fracaso educativo es el hecho de que los padres no son capaces de activar el interés de sus hijos por algún tema en concreto. No se fomentan sus inquietudes, no se les anima a resolver problemas, o mejor dicho, los padres hacen todo lo posible para que "no tengan problemas".

 

Fracaso educativo

 

Cuando mi generación estaba en edad escolar, éramos nosotros los que nos planteábamos problemas y los resolvíamos de forma más o menos imaginativa (que yo recuerde hacíamos campamentos, carreteras, puentes, ...). Si a estas inquietudes se les une el hecho de que teníamos muchas obligaciones, tanto en casa como en la escuela, se forma el cóctel perfecto para la adquisición de muchas capacidades, entre las que destacan el esfuerzo, la constancia y la responsabilidad.

En la sociedad actual, los jóvenes tienen muchos derechos, casi ninguna obligación, y lo que es peor de todo, no tienen interés por nada o casi nada. Incluso en el tema deportivo se puede comprobar que muchos hacen deporte por "inercia social", sin esa constancia que les permite superarse a ellos mismos. Además, muchas actividades extraescolares simplemente buscan tener ocupado al niño/a, más que su propio desarrollo.

Entre todos, profesores y padres, y las personas que realizan las leyes educativas, debemos darnos cuenta que un aprendizaje debe comenzar por una inquietud, y a partir de ahí construir su propio conocimiento.

 

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