Pasos rebajados

 

Sales a dar una vuelta con el carrito y con tu niño. Se duerme y tú tan feliz de que tu niño esté tranquilo. Vas por la calle principal de tu ciduad y tienes que cruzar una calle perpendicular. Buscas el paso rebajado (si es que existe) y ¡¡¡Noooooo!!!, hay un coche aparcado. Bajas el bordillo con cuidado, y conforme vas cruzando la calle, buscas el paso rebajado siguiente y ¡¡¡Nooooo!!!, otro coche aparacdo en la esquina. Tu enfado empieza a crecer.

No hay más remedio que resignarse y seguir con el paseo. Tienes suerte y el niño sigue durmiendo, es inmune a los golpes del carrito. Crucemos los dedos a que no pase una moto con el tubo de escape sin silenciador (conducida por ese tipo de personas que creen que el ruido les hace más guais).

El paseo continúa plácido, simplemente te cruzas con otros tres o cuatro coches más que te obstaculizan tu paso. Aun así, el niño sigue en su mundo. Toca retirada y tomas dirección de casa. En el último paso que rebajado que tienes antes de llegar, te encuentras otro coche, con el conductor dentro, y no sólo en el paso rebajado, sino que tapa todo un paso de peatones. Claro, el señor que está ahí aparcado en un hombre de avanzada edad que seguramente viene a recoger a su nieto/a al colegio en coche, ya que vivirán lejos y el sistema de distrito o zona única con el que se distribuyen a los niños por colegios ha hecho que tengan que venir de lejos (ya hablaré de esto más adelante).

Harto de encontrarte coches sin conductor, ahora aprovechas y le haces gestos para que mueva el coche. El hombre baja la ventanilla, y tú, pensando que no te ha entendido se lo vuelves a decir, a lo que el conductor te dice, levantando la voz, “que ya lo sé”.

¿Para qué baja la ventanilla entonces? Quizá quería discutir, pero dos no discuten si uno no quiere.

Arranca el coche y lo mueve, ya puedo cruzar por el paso de peatones la calle, y no darle un golpe al niño bajando un bordillo, que por cierto era alto. Curioso es el respeto que tiene este señor por los demás, ya que ahora el coche lo aparca en una plaza de minusválidos.

Esta historia, que es totalmente real, le puede pasar a cualquiera de vosotros. Por ello, antes de parar el coche en un paso de peatones o pasos rebajados, piensa que tú puedes ser el próximo afectado por esta actitud tan poco cívica.

Y pensando en los minusválidos, más motivos para no hacerlo. Con un carrito es fácil sobreponerse a estas actitudes, pero, ¿y los minusválidos en sillas de ruedas? ¿Y esas personas que empujan sillas de ruedas con mayores algo pesados?

Por favor, pensemos en parar el coche sin molestar a nadie.

Recuerda que a tí también te podría pasar.